La Tara, conocida también como Taya y científicamente denominada Caesalpinia Spinosa, destaca como uno de los productos más lucrativos en la agroexportación del Perú. A pesar de ser el principal productor mundial, con exportaciones anuales de aproximadamente 5 mil toneladas, su posición en el mercado internacional se distingue por su alta demanda y los elevados precios que alcanza.
La semilla de este arbusto nativo del Perú es la base de derivados altamente valorados en el mercado mundial. Por ejemplo, el polvo de Tara puede superar los 820 dólares por tonelada en el puerto peruano, triplicando su valor en Europa. Asimismo, la goma obtenida de la pulpa de la tara alcanza precios que superan los 10,000 dólares por tonelada en el extranjero.
El fruto de la Tara, con sus vainas de 8 a 9 centímetros de largo y 2 centímetros de ancho, alberga de 4 a 7 semillas en su interior. Estas semillas, al ser molidas, contienen ácido tánico, ampliamente utilizado en diversas industrias como la farmacéutica, química y de pinturas. Además, tras un proceso térmico-mecánico, generan una goma de uso alimenticio, ofreciendo una alternativa valiosa para la industria alimentaria.
Aunque los usos ancestrales de la tara han perdurado a lo largo del tiempo, su cultivo y producción aún no alcanzan su máximo potencial en el Perú. Aunque se aprecia en diversas provincias de la sierra peruana, como Áncash, la producción sigue siendo limitada, con una mayor dependencia de la tara silvestre. Es necesario implementar políticas e iniciativas que impulsen el cultivo y la exportación de este valioso producto autóctono.