La Policía argentina dispersó a manifestantes congregados en los alrededores del Congreso este miércoles, mientras en el Senado se discutía la Ley de Bases, un proyecto crucial del Gobierno que busca transformar el modelo económico y social del país. El ultraliberal Javier Milei promueve esta ley con la intención de desregular la economía y otorgar mayores facultades legislativas al Ejecutivo.

El Ministerio de Seguridad desplegó aproximadamente 1,200 agentes de diversas corporaciones policiales, quienes emplearon gases lacrimógenos, carros hidrantes y balas de goma para dispersar a los miles de manifestantes que se reunieron desde temprano en la plaza del Congreso. Las organizaciones sociales, políticas y sindicales habían convocado a esta manifestación en rechazo a las reformas económicas propuestas. La Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos ya había sido aprobada en la Cámara de Diputados el mes pasado y ahora esperaba la aprobación en el Senado, donde el apoyo y la oposición estaban muy equilibrados.

Durante el tenso debate en el Senado, afuera en las calles, la situación se volvió violenta cuando un grupo de encapuchados, separados del grueso de la manifestación, arrojó piedras, botellas de vidrio y bombas molotov a la policía, además de romper el vallado de seguridad. Según fuentes policiales, al menos 23 personas fueron detenidas, cinco de las cuales fueron puestas a disposición judicial. El momento de mayor tensión ocurrió cerca de las 16:30 hora local, cuando encapuchados volcaron y prendieron fuego a un automóvil de la emisora radiofónica Cadena 3 y a otro vehículo cercano al Palacio Legislativo.

Líderes de los movimientos sociales y sindicales declararon a la prensa que no buscaban confrontar con la Policía y consideraron «excesivo» y «provocativo» el despliegue de seguridad. Varias personas, incluidos cinco diputados de Unión Por la Patria, resultaron afectadas por la inhalación de gases lacrimógenos y fueron atendidas en un hospital. Un retén policial se mantuvo en los alrededores del Congreso hasta entrada la noche para reforzar la seguridad y evitar que los manifestantes accedieran a la zona, donde aún se registraban focos aislados de disturbios. El presidente Milei felicitó a la Policía y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, mientras acusaba a los manifestantes de “terroristas” y de intentar un “golpe de Estado”, enfatizando que su gobierno está trabajando para poner «la calle en orden».

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