El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, ha instado este lunes a los poderes del Estado a aplicar una «mano de hierro» tras las protestas surgidas en respuesta a su controvertida reelección en los comicios del 28 de julio. Estas manifestaciones, que han sido calificadas por la oposición como una reacción ante un presunto fraude electoral, han dejado un saldo de 25 muertos.
En su discurso, el tirano Maduro exigió a las instituciones del país que actúen con mayor rapidez y contundencia contra lo que denominó crímenes y actos de violencia. Hizo un llamado a imponer una justicia severa y firme, resaltando la necesidad de defender los principios constitucionales frente a lo que describió como delitos de odio.
El dictador también señaló a su contrincante en las cuestionadas elecciones, Edmundo González Urrutia, y a la líder opositora María Corina Machado, como responsables de promover un «golpe de Estado» y una «situación de guerra civil», que, según él, han sido neutralizados por su gobierno.
Finalmente, el iletrado Maduro cuestionó la ubicación de González Urrutia, sugiriendo que está huyendo, y criticó a Machado, quien se ha declarado en la clandestinidad desde el 1 de agosto. El paradero de González Urrutia, quien no ha sido visto en público desde las elecciones, también sigue siendo desconocido.