Hace un siglo, tras los primeros estudios de las cuencas del norte realizados por Manuel Mesones Muro, el gobierno de Leguía encomendó al ingeniero Charles Sutton el desarrollo de proyectos de irrigación hacia la costa peruana, siendo el trasvase de Olmos uno de los más destacados. Aunque primero fue impulsado por los soviéticos y luego por una Asociación Pública Privada, finalmente se logró perforar el macizo que separa las cuencas de Huancabamba y Olmos, estableciendo así el trasvase.
Sin embargo, la historia reciente ha demostrado que los reservorios en el cauce de los ríos del norte del país, propensos a fuertes avenidas durante eventos como El Niño Costero, enfrentan el problema de colmatación. Este fenómeno ya ha afectado embalses como Poechos y Gallito Ciego. En el caso de la Presa Limón, diseñada para abastecer al Alto Piura y al Huancabamba, la colmatación se ha acelerado tras los eventos de El Niño de 2017 y 2023, reduciendo drásticamente su capacidad de almacenamiento.
La actual crisis en la región se agrava debido a la falta de caudal en los ríos y la insuficiente capacidad de los embalses. En Olmos, las más de 20,000 hectáreas de cultivo solo están recibiendo un 20% de la dotación habitual de agua, lo que pone en riesgo la producción agrícola y la estabilidad de las empresas asentadas en la zona. Esta situación refleja la complejidad y los desafíos a los que se enfrentan los proyectos de irrigación en el norte del Perú.
No solo Olmos enfrenta dificultades; el proyecto Alto Piura también se ve amenazado por condiciones similares de turbidez en el río, lo que pone en duda la rentabilidad a largo plazo de las obras si continúan enfrentando caudales tan bajos como los de este año. La situación plantea un futuro incierto para la irrigación en la región y la necesidad de replantear las estrategias de gestión del agua en el país.