La agroexportación no tradicional, también conocida como la agroexportación moderna del Perú, inició hace aproximadamente 35 años. Así lo estima José Antonio Castro Echecopar, gerente general de Agrokasa, quien aunta que nuestro país se ha convertido en un referente mundial gracias al uso de tecnología, genética, innovación y adaptación, alcanzando rendimientos altamente competitivos frente a otros países. Además, refiere, ha logrado incursionar en productos que antes parecían inalcanzables, como los arándanos.
“El gobierno peruano tiene metas ambiciosas, como alcanzar las 500 mil hectáreas dedicadas a esta agricultura moderna. Sin embargo, para lograr este objetivo, es esencial también considerar el regreso a cultivos industriales de alta calidad y eficiencia, como el emblemático algodón Pima peruano, y no limitarse únicamente a productos hortofrutícolas”, observa.
Y agrega que el éxito de esta agricultura moderna radica en gran medida en la visión de los empresarios, quienes, junto con sus inversiones en el sector, impulsaron la importación de conocimiento técnico y científico necesario para el manejo agronómico y poscosecha de nuevos cultivos y variedades en el Perú.
“Aunque seguimos dependiendo del aporte de expertos internacionales provenientes de países como Chile, Sudáfrica, Estados Unidos, Israel, México, España, Holanda, entre otros, esta colaboración debe mantenerse para garantizar nuestra posición de liderazgo en innovación. Asimismo, es fundamental reconocer el valioso aporte de los profesionales y asesores técnicos peruanos, quienes han contribuido significativamente al desarrollo del sector”, complementa.
Advierte, sin embargo, que a pesar de los avances en rendimiento, expansión de áreas cultivadas, generación de empleo formal, ingreso de divisas y fortalecimiento de la reputación internacional, después de más de tres décadas no hemos logrado consolidarnos como un país exportador de conocimiento. Por ello, sostuvo, para exportar conocimiento aplicado con resultados excepcionales, debemos cerrar las brechas existentes en el ámbito académico.
“El Perú, por naturaleza, es un país agrícola. Por ello, es crucial que el sector privado, los gremios, las instituciones académicas —tanto públicas como privadas— y el gobierno unan esfuerzos y alineen sus visiones. Esto permitirá posicionar al Perú como un referente en la formación y exportación de profesionales que sean pilares de la sostenibilidad del sector. Estos profesionales deben ser reconocidos y demandados internacionalmente por sus conocimientos aplicados y los resultados alcanzados”, refrenda.
Finalmente, estimó que el sector agroexportador peruano debe buscar un equilibrio entre el conocimiento académico, su implementación práctica y la experiencia adquirida para garantizar un crecimiento sostenible durante los próximos 35 años.