En el Perú, hay más de 17 millones de mujeres, quienes representan a más de la mitad de la población, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Pese a su creciente participación en el mercado laboral, las mujeres siguen enfrentando desigualdades significativas. Una de las más evidentes es la brecha salarial, es decir la diferencia entre lo que gana un hombre frente a lo que gana una mujer por realizar la misma función o labor. Así lo indicó Paola Herrera, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE).
“Según el último reporte del INEI, de la Encuesta Permanente de Empleo a nivel nacional, en el 2024, el ingreso promedio de las trabajadoras mujeres ascendió a S/ 1494, mientras que los ingresos de los hombres ascendieron a S/ 1966. Es decir, hay una brecha salarial todavía del 24 % que, si bien digamos ha mejorado respecto a la última década, hay todavía avances insuficientes”, mencionó.
El 45 % de la población económicamente activa en el Perú está conformada por mujeres. Es decir, hay en el territorio nacional 8,230 mujeres que participan en el mercado laboral, pero la gran pregunta es: ¿Tienen un empleo de calidad?
Natalia Manso, especialista en Género de Pacífico Business School, explica que el alto nivel de informalidad y subempleo limita principalmente el acceso a derechos laborales y remuneraciones justas.
“Si bien estamos en un contexto donde sabemos que la informalidad es muy alta, es incluso más alta entre las mujeres. Somos aproximadamente el 73.3 %, el último dato que manejo, trabajan en la economía informal. Pero quizás lo que más nos castiga más que la informalidad, que está tan generalizada y afecta a todos y todas, es el subempleo. El subempleo es aquel que, cuyo ingreso, no nos alcanza para poder llegar al salario mínimo o el número de horas que completa una jornada laboral”, indicó.
A esto se suma que, la informalidad laboral entre las mujeres en el ámbito rural es mayor: alcanza el 96 %. Además, de acuerdo con la especialista, las mujeres dedican el triple de tiempo que los hombres al trabajo doméstico no remunerado, afectando su calidad de vida.
Por su parte, Norma Correa, antropóloga e investigadora de la Pontificia Universidad Católica del Perú, coincide con las especialistas, que destacan una mayor participación femenina en el mercado. Sin embargo, identifica tres obstáculos principales que limitan su desarrollo profesional y laboral.
“El primero tiene que ver con cómo se accede a servicios de cuidado que permitan a las mujeres dejar a sus hijos de manera segura. Otro desafío tiene que ver con el desarrollo de habilidades, de competencias que respondan a las nuevas tendencias del mercado que cambia muy rápido. Un tercer desafío que enfrentamos es evitar desaprovechar el talento y el potencial femenino. En el Perú tenemos una gran proporción de la población femenina que ha avanzado mucho en su educación”, explicó.
En este sentido, Correa también enfatizó la necesidad de una reactivación económica y social con enfoque de género, donde las políticas públicas se orienten hacia la igualdad de oportunidades, garantizando que el talento y el esfuerzo de las mujeres se traduzcan en un desarrollo económico y social sostenible.
Alcanzar la equidad laboral también exige redistribuir las responsabilidades del hogar, erradicar la violencia y los estereotipos con aliados claves, como los hombres y las instituciones, para construir una sociedad más justa y equitativa.
Fuente: RPP