Aunque las momificaciones más conocidas se vinculan con el antiguo Egipto, donde se han hallado los cuerpos de figuras históricas como el rey Ramsés II, la reina Nefertiti o Tutankamón, pocos saben que las momias más antiguas del mundo se encuentran en Sudamérica.

Situadas en lo que hoy es el norte de Chile y el sur de Perú, las momias de Chinchorro fueron descubiertas en el desierto de Atacama, siendo consideradas las más antiguas del planeta. El descubrimiento inicial se remonta a 1917, cuando un grupo de investigadores encontró los restos en una playa. No obstante, fue en 1919 que el arqueólogo alemán Max Uhle, conocido como el padre de la arqueología andina, identificó a estos cuerpos como pertenecientes a antiguos habitantes de la región.

En un principio, se pensaba que las momias tenían alrededor de 2.000 años de antigüedad. Sin embargo, en 1983, un equipo liderado por el arqueólogo Bernardo Arriaza descubrió más de 100 restos momificados. Estos fueron trasladados al Instituto de Antropología de la Universidad de Tarapacá, en Arica, donde una prueba de carbono 14 determinó que los cuerpos tenían una antigüedad de aproximadamente 7.000 años.

De acuerdo con los análisis, se estima que los miembros de la cultura Chinchorro migraron desde las montañas de Arica hacia la costa del Pacífico, donde habitaron desde el 7020 a.C. hasta el 1110 a.C. Se dedicaban principalmente a la pesca y la recolección de alimentos, aunque a diferencia de otras culturas de la región, no desarrollaron la cerámica ni la metalurgia, ya que no se han encontrado evidencias de estas prácticas en sus restos.

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